La OCDE y nuestra educación superior, emol, editorial, Lunes 06 de Abril de 2009
Un equipo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y del Banco Mundial ha divulgado un interesante análisis de nuestra educación superior. Entre otros aspectos, cuestiona la excesiva duración de los estudios de pregrado y la sobreespecialización; plantea que un estudiante demora demasiado en obtener su primer grado, y estima que estos factores inciden en la comparativamente alta deserción que existe en Chile. Por eso, recomienda ir a un sistema más articulado de educación superior, en el que los jóvenes puedan moverse entre los establecimientos y obtengan su primer grado después de unos tres años de estudio, sin perjuicio de los grados adicionales que deseen alcanzar.
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La OCDE y nuestra educación superior, emol, editorial, Lunes 06 de Abril de 2009
Un equipo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y del Banco Mundial ha divulgado un interesante análisis de nuestra educación superior. Entre otros aspectos, cuestiona la excesiva duración de los estudios de pregrado y la sobreespecialización; plantea que un estudiante demora demasiado en obtener su primer grado, y estima que estos factores inciden en la comparativamente alta deserción que existe en Chile. Por eso, recomienda ir a un sistema más articulado de educación superior, en el que los jóvenes puedan moverse entre los establecimientos y obtengan su primer grado después de unos tres años de estudio, sin perjuicio de los grados adicionales que deseen alcanzar.
En otro ámbito, sostiene que el Consejo de Rectores es una institución ya sobrepasada por la evolución de nuestra educación superior y cuestiona la manera como se ha ido organizando el financiamiento estudiantil. Por una parte, estima innecesaria la multiplicidad de programas que se han ido creando para estos efectos, y por otra, cree injusta la discriminación en favor de las universidades del Consejo de Rectores en dicho financiamiento. Recomienda, más bien, que si éste ha de distinguir entre instituciones, que ello ocurra de acuerdo con su calidad y no con su naturaleza jurídica.
Asimismo, valora el desarrollo de la acreditación, pero hace notar que debe precisar sus criterios de evaluación, de modo que éstos consideren la misión de cada institución. Estima, además, que la Comisión Nacional de Acreditación no ha hecho lo suficiente para reducir los riesgos de que los pares evaluadores emitan informes inapropiados y sesgados, que resten legitimidad a su labor. En cuanto al esfuerzo por asegurar calidad, cree indispensable otorgar más transparencia al sistema y sentar incentivos para la divulgación fidedigna de información.
Este informe también cuestiona la inequidad en el acceso a la educación superior y el papel que en ella cumple la PSU. Además, critica la ausencia de programas remediales eficaces. Llama asimismo a duplicar el financiamiento público en educación superior y a usar más activamente los convenios de desempeño en la asignación de recursos. En concordancia con esto, propone reemplazar el Aporte Fiscal Directo, distribuido según criterios históricos ya añejos, por asignaciones mediante convenios de desempeño, y evaluar la conveniencia de abrir estos y otros recursos a instituciones que no están en el Consejo de Rectores pero que provean bienes públicos. En suma, es un documento valioso, que ya ha dado origen a un importante debate con participación de altos personeros de la educación superior, lo cual es necesario para que el país resuelva sobre la forma que convendría adoptar en nuestra política al respecto.
Un equipo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y del Banco Mundial ha divulgado un interesante análisis de nuestra educación superior. Entre otros aspectos, cuestiona la excesiva duración de los estudios de pregrado y la sobreespecialización; plantea que un estudiante demora demasiado en obtener su primer grado, y estima que estos factores inciden en la comparativamente alta deserción que existe en Chile. Por eso, recomienda ir a un sistema más articulado de educación superior, en el que los jóvenes puedan moverse entre los establecimientos y obtengan su primer grado después de unos tres años de estudio, sin perjuicio de los grados adicionales que deseen alcanzar.
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La OCDE y nuestra educación superior, emol, editorial, Lunes 06 de Abril de 2009
Un equipo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y del Banco Mundial ha divulgado un interesante análisis de nuestra educación superior. Entre otros aspectos, cuestiona la excesiva duración de los estudios de pregrado y la sobreespecialización; plantea que un estudiante demora demasiado en obtener su primer grado, y estima que estos factores inciden en la comparativamente alta deserción que existe en Chile. Por eso, recomienda ir a un sistema más articulado de educación superior, en el que los jóvenes puedan moverse entre los establecimientos y obtengan su primer grado después de unos tres años de estudio, sin perjuicio de los grados adicionales que deseen alcanzar.
En otro ámbito, sostiene que el Consejo de Rectores es una institución ya sobrepasada por la evolución de nuestra educación superior y cuestiona la manera como se ha ido organizando el financiamiento estudiantil. Por una parte, estima innecesaria la multiplicidad de programas que se han ido creando para estos efectos, y por otra, cree injusta la discriminación en favor de las universidades del Consejo de Rectores en dicho financiamiento. Recomienda, más bien, que si éste ha de distinguir entre instituciones, que ello ocurra de acuerdo con su calidad y no con su naturaleza jurídica.
Asimismo, valora el desarrollo de la acreditación, pero hace notar que debe precisar sus criterios de evaluación, de modo que éstos consideren la misión de cada institución. Estima, además, que la Comisión Nacional de Acreditación no ha hecho lo suficiente para reducir los riesgos de que los pares evaluadores emitan informes inapropiados y sesgados, que resten legitimidad a su labor. En cuanto al esfuerzo por asegurar calidad, cree indispensable otorgar más transparencia al sistema y sentar incentivos para la divulgación fidedigna de información.
Este informe también cuestiona la inequidad en el acceso a la educación superior y el papel que en ella cumple la PSU. Además, critica la ausencia de programas remediales eficaces. Llama asimismo a duplicar el financiamiento público en educación superior y a usar más activamente los convenios de desempeño en la asignación de recursos. En concordancia con esto, propone reemplazar el Aporte Fiscal Directo, distribuido según criterios históricos ya añejos, por asignaciones mediante convenios de desempeño, y evaluar la conveniencia de abrir estos y otros recursos a instituciones que no están en el Consejo de Rectores pero que provean bienes públicos. En suma, es un documento valioso, que ya ha dado origen a un importante debate con participación de altos personeros de la educación superior, lo cual es necesario para que el país resuelva sobre la forma que convendría adoptar en nuestra política al respecto.
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