La presidenta Michelle Bachelet aclara que la educación pública será tema de otra Ley, de una ley de reforzamiento de dicha educación en el contexto de la reforma educacional, que presentará en el segundo semestre, es decir pronto. La Presidenta reitera – en la entrevista otorgada a Sergio Campos, de Radio Cooperativa - que la LGE es sólo una Ley marco. Que por el caracter orgánico-constitucional de la LOCE se requería contar con acuerdos para derogarla.
Por otro lado la Ministra de Educación, Sra. Teresa Jiménez, declara que quienes rechazan la LGE no entienden la Ley o que ella no entiende el rechazo a esta Ley por parte de profesores y estudiantes. Son, sin embargo, dos actores importantes – como ella bien sabe.
Pero la aprobación de ayer en la Cámara de Diputados, de la ‘idea de legislar’ la LGE, no fue nada fácil. Mostró algunas abstenciones importantes de diputados concertacionistas. Incluso José Miguel Insulza fue llamado a usar su habilidad para convencer a algunos diputados socialistas indecisos.
Una Ley educacional con sabor a derechas y subsidios al mercado. Y la sensación de una creciente irrealidad del discurso oficial – de una brecha entre buenas intenciones y lo que resulta.
Tal vez, la situación de la educación pública esté enmarcada por un péndulo ideológico entre estatismo por un lado y libre mercado por otro.
Así y todo, y aunque a la derecha no logre superar sus ideas apriori y definitivamente asocie educación pública a comunismo estatista etc., justamente por ser ley marco – la LGE debe asegurar sobre todo la educación pública. Resulta sorprendente que la Concertación tenga tantas dificultades para entender el rol de la educación pública – que educa a muchos alumnos del país, la mitad, dicen y que, en su versión moderna, corre por todo el siglo XX. ¿Rechazan en la práctica lo que honran en la memoria? Igual de sorprendente es que este problema suceda cuando la presidenta proviene del Partido Socialista. Una LGE, entonces, que por ahora asegura educación de mejor calidad a una mitad del país, y deja a la otra mitad ‘a pié’ – a la espera. ¿Qué es exactamente lo que la Ministra de Educación no entiende?
¿Cuán contradictoria es la ideología de la subsidariedad del Estado cuando se trata del interés de quienes más requieren de él ?
El asunto tiene muchas dimensiones. Una de las más complejas es si efectivamente, este Estado, en su realidad actual, puede hacerse cargo de la educación pública. Debiera poder hacerlo pero tal vez no pueda. Ha mostrado sufrir grandes dificultades para hacerse cargo directamente de la gestión de educación. El caso reciente de desorden de gestión presupuestaria en la Región Metropolitana – ilustra esas dificultades. Tampoco es buena idea crear burocracias enormes e ineficientes como el problema que se quiere solucionar en la educación pública. Puede resultar utópico pedir a tan deteriorado Estado asumir dicha tarea si no cuenta con las condiciones contemporáneas para ello.
Con la educación pública no debiera suceder lo de la LGE que es es más bien un mejoramiento de la situación actual. Es probable que para la educación pública se requiera realizar cambios y nuevas formas de derecho que la liberen de la burocracia estatal o municipal.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario