n

09-05-2009

Resultados en educación y crecimiento - editorial emol

Resultados en educación y crecimiento emol editorial 09/05/2009

Así, países con sistemas educativos de alta calidad podrían crecer entre 0,9 y 1,6 puntos porcentuales más que aquellos con una educación de baja calidad (controlando varios factores que se sabe influyen en el crecimiento de largo plazo).
Lograr avances significativos en educación puede tomar tiempo y los efectos no son inmediatos, pero mientras más se posterguen aquéllos, más se aleja el efecto de una buena educación sobre el bienestar de los ciudadanos. Para poner en perspectiva la evidencia y utilizando las estimaciones promedio de investigaciones disponibles, si Chile lograse en los próximos 10 años acercarse a los resultados que obtiene actualmente España en la prueba PISA (esto es, avanzar de los actuales 438 a 488 puntos), podría tener en 20 años más un PIB que, aproximadamente, sería seis por ciento superior al que tendría entonces si no mejorase la calidad de su educación. Con el paso del tiempo iría creciendo la distancia entre el producto potencial y el efectivo. Por supuesto, si los avances fueran más rápidos o mayores, esos efectos se adelantarían.

Seguir leyendo...

Sábado 09 de Mayo de 2009
Resultados en educación y crecimiento emol editorial 09/05/2009

Así, países con sistemas educativos de alta calidad podrían crecer entre 0,9 y 1,6 puntos porcentuales más que aquellos con una educación de baja calidad (controlando varios factores que se sabe influyen en el crecimiento de largo plazo).
Lograr avances significativos en educación puede tomar tiempo y los efectos no son inmediatos, pero mientras más se posterguen aquéllos, más se aleja el efecto de una buena educación sobre el bienestar de los ciudadanos. Para poner en perspectiva la evidencia y utilizando las estimaciones promedio de investigaciones disponibles, si Chile lograse en los próximos 10 años acercarse a los resultados que obtiene actualmente España en la prueba PISA (esto es, avanzar de los actuales 438 a 488 puntos), podría tener en 20 años más un PIB que, aproximadamente, sería seis por ciento superior al que tendría entonces si no mejorase la calidad de su educación. Con el paso del tiempo iría creciendo la distancia entre el producto potencial y el efectivo. Por supuesto, si los avances fueran más rápidos o mayores, esos efectos se adelantarían.
Una educación de mayor calidad provoca un aumento en los ingresos promedio de los hogares y, además, va acompañada de reducciones en las brechas salariales, es decir, mejora más la situación de las personas de menores ingresos.
Muchos factores influyen en dichas brechas, pero sorprende que mientras en un país industrializado los egresados de la educación superior obtienen una remuneración que, en promedio, es entre 40 y 70 por ciento superior a la de una persona que sólo tiene educación secundaria, en Chile esta diferencia bordee el 200 por ciento.
Esta realidad sugiere que la educación escolar en nuestro país entrega a quienes asisten a ella un nivel relativamente bajo de competencias, destrezas y habilidades, lo que afecta su productividad presente y futura. Si esto se combina con el hecho de que el 75 por ciento de nuestra fuerza de trabajo tiene a lo más educación secundaria completa, emerge un panorama no alentador para el desarrollo productivo del país.
Por eso son tan preocupantes los desempeños que registra el Simce. Quizás se pone demasiado acento en la pequeña alza en lenguaje, sobre todo considerando que los resultados en matemática no muestran cambios y que los relativos a comprensión del medio social y cultural son particularmente pobres, con casi la mitad de los estudiantes alcanzando un nivel apenas inicial. En segundo medio tampoco se observan variaciones en los desempeños, que son claramente insatisfactorios. Por lo tanto, el alza de puntajes en lenguaje -aunque sea duro decirlo- es fruto de una casualidad más que de políticas educativas que estén empujando a los colegios, liceos y escuelas a abrazar una gestión orientada a la calidad. Esta situación es particularmente compleja porque en los últimos 20 años se han aportado recursos significativos a la educación escolar. Algunos indicadores sugieren que ellos son aún insuficientes, pero es difícil dar legitimidad a esa demanda si los resultados no muestran signos evidentes de mejorar, aunque sean marginales. ¿Cuánto tiempo más se puede esperar para que aparezcan esos signos?
Hacia unsistema escolar eficaz
Los resultados no pueden mejorar si el sistema escolar no se orienta al logro de los aprendizajes de los estudiantes. Son múltiples los ejemplos de ausencia de tal orientación. Los padres no están suficientemente informados del desempeño de los establecimientos y aún no conocen los resultados de sus propios hijos en el Simce. Los salarios de los profesores, que en términos reales se han multiplicado por 2,8 desde 1990 y que han crecido en este período a tasas más rápidas que los de otros profesionales, están casi sólo vinculados directa o indirectamente a antigüedad o a algún factor sin relación con el desempeño del docente en el aula. La evaluación docente, centralizada en exceso, aborda competencias profesionales y, muy inadecuadamente, lo hace antes de los aprendizajes que agregan los maestros a sus estudiantes. Ambas habilidades están muy imperfectamente correlacionadas.
Así, la actual carrera docente premia la permanencia más que el desempeño en el aula, poniendo el foco en el bienestar de los profesores más que en los aprendizajes de los estudiantes. Sin un adecuado balance, los estudiantes y sus familias quedan relativamente desprotegidos.
A esto se suma el hecho de que los directivos, como en cualquier organización, son claves en el desarrollo de la misma. Hay poca preocupación por prepararlos, seleccionarlos y remunerarlos en concordancia con esta situación. Tan poca consideración se da a la importancia del directivo, que el proyecto de Ley de Educación Pública ignora completamente a los directivos de los establecimientos y se puede resumir en una mera descentralización de la burocracia.
El desafío es fortalecer a las comunidades educativas y, en particular, a los directivos, pero nada de eso ocurre en este proyecto.
Tampoco hay una estrategia sistemáticamente diseñada para dotar al sistema de mayores capacidades. Existen algunas iniciativas aisladas, pero mientras perdure el Estatuto Docente en su estado actual, poco se puede hacer para atraer a jóvenes de altas capacidades a la tarea educacional, que es el objetivo consciente de los sistemas educativos más eficaces en el mundo.
En suma, se requiere un radical cambio de enfoque, que apunte a mover a nuestras instituciones y políticas hacia el logro de un sistema escolar eficiente, pero el exceso de ideologización y la lógica de la defensa de intereses gremiales impiden avanzar en esa dirección.



Technorati Tags : , ,

1 comentario:

  1. visita un nuevo sitio para profesores realizado por profesores www.saladeprofes.com

    ResponderBorrar