El Mercurio, 22/06/2008 extracto
La ministra Mónica Jiménez sobre el difícil nacimiento de la Ley General de Educación:
"¿Si hubo que aplicar fórceps en el parto? Sí, pero mejor concentrémonos en la guagua"
La secretaria de Estado cree que el trámite de la LGE en el Senado será "igual de difícil" que su aprobación en la Cámara, pero confía "en que triunfe el realismo".
Manuel Fernández Bolvarán
Mónica Jiménez no duda en calificar los dos meses que lleva al mando del Ministerio de Educación como los más intensos de su vida. "Llegué en un momento difícil, pero no me imaginé que esto era tan complejo", dice la ex rectora de la U. Católica de Temuco.
No es para menos. Junto con el equipo político del Gobierno, Jiménez vivió las últimas semanas en constantes tira y afloja para lograr que la Ley General de Educación (LGE) fuera aprobada por la Cámara de Diputados, en medio de la división de la Concertación, el paro de los docentes y las protestas estudiantiles. Incluso de ataques de los propios parlamentarios oficialistas hacia ella y el ministro José Antonio Viera-Gallo durante el debate en el Congreso.
Pero se lo toma con calma: "Creo que eso fue fruto de la pasión. Lo entendí como parte del juego democrático. También entendí que hubo procedimientos que molestaron, como los cambios de las urgencias".
-Decisiones que parecían zigzagueantes y erráticas.
"No eran zigzagueantes ni erráticas. Todo correspondía a un diseño que tenía muy claro el ministro Viera-Gallo y que al final dio sus frutos. Fue un trabajo de todos los ministros políticos y yo me mantuve en la que entendí que era mi tarea, que no era conseguir los votos, sino escuchar los planteamientos de los parlamentarios y aprender de todos ellos. Por eso me quedé todo el tiempo en la sala".
-¿Pesó el hecho de que esta fuera su primera experiencia en este tipo de negociaciones?
"Los parlamentarios me señalaron que no tenían ninguna esperanza en mi rol político, pero al final me dijeron que había sido cercana, que los había escuchado. No escuché una crítica hacia mi actitud. Más bien lo que hubo fue, por un lado, las ganas inmensas de algunos diputados de la Concertación por incorporar sus indicaciones, lo que era imposible porque todos esos puntos ya habían sido debatidos y no había consenso; y, por otro lado, les molestaron estos cambios de urgencia". (…)
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