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18-09-2007

Desafíos en educación superior | El Mercurio - editorial


[Desafíos en educación superior, El Mercurio, 18/9/2007, Extracto]

"La encuesta Casen revela que el ritmo de crecimiento de la cobertura en educación superior ha descendido. La tasa bruta de asistencia alcanzó en 2006 a 38,3 por ciento, apenas medio punto porcentual más alta que la registrada en 2003. En Europa, esta tasa típicamente fluctúa entre 55 y 75 por ciento. En Canadá, EE.UU. y Nueva Zelandia ha superado el 80 por ciento, y en Corea del Sur se acerca al 90 por ciento.

Los altos retornos de los estudios superiores en Chile y las bajas tasas de desempleo que se observan entre sus egresados siguen haciendo atractivos estos estudios. Por eso, comprender bien por qué ha ocurrido este fenómeno es algo que el Consejo Asesor Presidencial para la Educación Superior no puede omitir. En su informe de avance, hace ver la importancia que para la promoción de estos estudios tiene la existencia de un adecuado financiamiento para los estudiantes, pero pospone las propuestas para el informe final.

En el documento preliminar, los énfasis son otros. Por ejemplo, el consejo se detiene en una reflexión sobre la dimensión pública de la educación superior y sobre las instituciones más apropiadas para resguardarla. No cabe duda de que todo sistema de educación superior tiene esta dimensión, que reúne, como bien señala el documento, factores de variada índole. Sin embargo, no es evidente que las instituciones estatales tengan ventajas especiales para cultivar esa dimensión. Pero el consejo parece creer que la ciudadanía podría demandar de ellas e imponerles como un deber el cultivo de los valores que configuran dicha dimensión. En cambio, en instituciones privadas esto sería una simple opción.

No resulta muy plausible el argumento de que la ciudadanía puede ejercer efectivamente esas demandas, o que para una institución privada, que aspire a ser un gran centro de educación superior, el cultivo de los valores públicos sea sólo una opción entre otras. La experiencia comparada muestra que sistemas de educación superior mayoritariamente estatales no son siempre un campo fértil de cultivo de valores públicos. Esa experiencia también muestra que en sistemas fuertemente privados, la dimensión pública puede florecer con una intensidad que no es fácil encontrar en otros lugares.

Esta discusión quizás no sea muy relevante, porque, después de todo, es difícil imaginar que Chile vaya a alejarse de un sistema de provisión mixta. Pero es importante clarificarlo, porque esta argumentación se utiliza para justificar financiamientos especiales para las instituciones estatales. Algunas de estas instituciones, entre ellas la Universidad de Chile, probablemente merecen un apoyo más decidido, pero ello ocurre, entre otros aspectos, porque su producción científica y sus investigaciones son de alta calidad. En cambio, otras instituciones públicas reciben recursos como si fueran universidades complejas, estando muy lejos de serlo. Esto obliga a pensar en una mejor distribución del aporte fiscal directo entre las instituciones estatales, más que en transferencias adicionales para el conjunto de ellas. Antes que aspirar a un nuevo trato con el Estado, estas instituciones tienen que orientar sus esfuerzos a reinventarse a sí mismas. A su vez, el Estado debe concentrarse en asegurar que los jóvenes que quieran estudiar puedan hacerlo, proveer información fidedigna y confiable sobre las diversas carreras e instituciones, velar por sistemas transparentes y profesionales de reconocimiento, licenciamiento y aseguramiento de la calidad para las diversas instituciones, aportar financiamiento adecuado para ciencia y tecnología, y financiar otros bienes públicos mediante contratos de desempeño." [El Mercurio, Editorial]

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