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07-04-2011

Avances en desempeños educacionales - editorial - El Mercurio 07/04/2011

editorial | El Mercurio, 07704/2011.-


Nuestro país tiende a tener una mirada catastrofista sobre la educación chilena, y hay fundamentos que la explican. Pero conviene recordar que si bien los resultados en pruebas internacionales no son excelentes, tampoco son paupérrimos: están, aproximadamente, en línea con la inversión que realiza Chile en educación, con una historia de inadecuada inversión durante gran parte del siglo XX. No se puede olvidar que hace tan sólo cinco décadas la cobertura en educación secundaria apenas alcanzaba al 15 por ciento, y en básica aún no era completa. Países del este de Asia, que partieron mucho más rezagados en términos de escolaridad de su población a fines de la década de 1950, hacia fines de los años 70 ya nos habían superado en escolaridad. Esa realidad, que recién se ha comenzado a corregir en las últimas tres décadas, hoy nos permite exhibir muy buenos datos de cobertura, pero ha sido un lastre que afecta nuestros desempeños educativos.



Lentamente Chile se ha ido poniendo al día y ha optado por un conjunto de políticas que, más allá de los perfeccionamientos que correspondan y de las iniciativas complementarias que sea preciso sumarles, tarde o temprano debería producir frutos. Entre otros aspectos, nuestro país permite que los padres elijan la escuela para sus hijos; tiene un sistema de medición de los resultados educativos que es informado a los apoderados; entrega un financiamiento por alumno atado a la asistencia de los niños al establecimiento (y, más recientemente, diferenciado por vulnerabilidad) e invierte extensamente en infraestructura y material educativo. Además, elevó significativamente los salarios de los profesores, renovó su currículum, actualizándolo permanentemente, modificó su Ley General de Educación y ahora participa resueltamente en exámenes internacionales.

Muchas de estas políticas podrían haberse aplicado mejor, otras no han tenido los efectos esperados y, finalmente, algunas están ausentes. Pero, con todo, era improbable que el conjunto de iniciativas vigentes no produjese algunos efectos positivos. Éstos se han empezado a notar en los últimos años, particularmente en lenguaje. En la última medición de 4° básico, subió en nueve puntos y se redujeron significativamente las brechas entre grupos según origen socioeconómico. En el último año, el número de niños que alcanzó el nivel avanzado pasó de 39 a 45 por ciento. Si bien son políticas de larga data, como reconoció el ministro de Educación, sería injusto desconocer la labor de los nuevos equipos que han profundizado la importancia de la lectoescritura en el primer ciclo básico, y han reforzado la idea de que es importante aspirar a buenos resultados en las pruebas estandarizadas, incluso en los establecimientos que concentran a estudiantes vulnerables.Dato interesante de este Simce es el buen efecto de la competencia: sólo 18 de 51 planteles se repiten en la lista de los mejores establecimientos.

Por cierto, Chile aún está lejos de lograr estándares de primer mundo. Para eso se requieren, determinantemente, mayores capacidades de profesores y directivos y un sistema de aseguramiento de la calidad más eficaz. En ambos ámbitos hay un incipiente desarrollo. Los bajos desempeños en matemáticas en 4° básico son una prueba de esa falta de capacidades: la preparación de los profesores de básica que enseñan ese ramo es insuficiente. No hay mucho interés en dedicarse a este campo, y los incentivos para ello no son muy interesantes. En 2° medio, en cambio, se observan algunos avances, pues allí los profesores de matemáticas son especialistas y tienen más interés en esa disciplina, y parecen contar con mejores textos escolares; en básica, aunque han mejorado, esos textos no siempre presentan buenas explicaciones que guíen la resolución de problemas, y los ejercicios que contienen son escasos. Las deficiencias en matemáticas se manifiestan en todas las pruebas internacionales. Paradójicamente, Chile tiene buenos matemáticos en sus universidades. Hay aquí un reto interesante, para ellos y para el país.

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