La semana mostró a momentos una cierta complicidad - en defensa del orden y del status quo - entre las actuaciones y declaraciones de las autoridades de gobierno y alcaldes de derecha frente a la protesta secundaria . A momentos resultaba difícil distinguirlos, una nueva unión de la autoridad metropolitana, la autoridad educacional, a los alcaldes castigadores y a los directores/as y a las divisiones anti-motines. Un tic autoritario que no fue controlado a tiempo y que ocupó inesperadamente el escenario - en ausencia de la Presidenta.
300 detenidos en una jornada de tomas de Líceo y manifestaciones es nuevamente una cifra extrema. No es normal. Da a pensar que se está frente a un sistema de mensajes - en el que los detenidos son el mensaje del Estado frente a una situación en que sus políticas educacionales son cuestionadas.
La ausencia de la Presidenta Bachelet despojó sin embargo a dichos gestos autoritarios del aura del poder y las respuestas no se han hecho esperar.
Afortunadamante, algunos parlamentarios concertacionistas y apoderados salieron en defensa de los jóvenes sancionados.
La semántica de las declaraciones dan cuenta de la reacción a las sanciones y expulsiones de alumnos: podermos encontrar algunas nociones conocidas pero inesperadas para el actual contexto (pues contrastan con el espíritu original de la presidencia) que hablan de persecución política y represión, represalias, politicas de terror en el colegio . ¿Está esto sucediendo a jóvenes secundarios?
Y la declaración de un apoderado, a propósito de la actuación de la dirección del Liceo de Niñas nº 1:
"Si ayer se exilió, se torturó y se tomó prisioneros a quienes pensaban diferente, hoy se les desaloja, se les detiene y se les expulsa de sus colegios, eso en democracia no puede suceder y nosotros no vamos a permitir que suceda" (El Mostrador, Viernes 20/10/2006).
Luego, en las noticias de la TV, se ve a dirigentes de DDHH, de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, haciendose parte - o acompañando - la presentación de en una querella en defensa de los alumnos.
Y la declaración de paro indefinido de las alumnas del Liceo de Niñas nº 1.
Se observa la disminución - no sólo de la convocatoria del movimiento secundario sino también de la calidad de las respuestas gubernamentales para avanzar políticas educacionales acordes al desafío planteado. Entretanto los secundarios se han dirigido al Parlamento en búsqueda de apoyo institucional para sus reivindicaciones.
Mas allá de la coyuntura particular de la semana es inquietante observar que nuestra modalidad de crecimiento y desarrollo, de predominancia económicista, produce un marcado deterioro de funciones del Estado como es el caso de la educación pública. Inadvertido por las élites gubernamentales concertacionistas, el sistema de educación pública ha sufrido un deterioro extraordinario que se manifiesta en las protestas de los jóvenes. La dificultad que encuentra el gobierno para mostrar avances e iniciativas innovadoras que entusiasmen a los jóvenes, es probablemente resultado del mismo problema. El país vive una emergencia educacional en el sector público secundario.
El gobierno debiera - así como la sociedad pacienta a la espera de sus soluciones en política educacional - reponer los derechos transgredidos arbitrariamente a los alumnos y alumnas durante estos días.
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