La ausencia de un debate sobre educación y sociedades del conocimiento es una señal inquietante de las dificultades que enfrenta la reforma de la educación básica (o primaria) y media (o secundaria) en el país. En nuestra sociedad y sus instituciones, así como en muchos establecimientos educacionales, han permanecido fuertemente arraigadas ideas educacionales propias de la sociedad tradicional. Ellas se reflejan en los términos del debate actual.
La falta de políticas para una educación que corresponda a una época de transformaciones globales podría llevar a que, del esfuerzo realizado en estos meses, resulte sólo una versión reforzada y mejorada del status quo tradicional de la educación, lo que equivale a decir que sería una solución provisoria, condenada a ser cambiada más adelante en medio de una crisis mayor.
En este contexto, la crisis actual puede ser interpretada como resultado de no haber superado en forma efectiva y a tiempo brechas y barreras sociales y digitales -hasta ahora exploradas sólo parcialmente– lo que nos ha impedido encarar el desafío abierto por las sociedades del conocimiento. Además del conjunto de iniciativas en debate, la educación requiere, simultáneamente, dar pasos vanguardistas acordes al espíritu actual de los tiempos. Probablemente estemos frente a una crisis de la transición desde la sociedad tradicional hacia lo que la UNESCO ha denominado sociedades del conocimiento.(Archivo PDF, 240 páginas, versión en Castellano, 2005).
La reciente encuesta realizada en Chile por el Centro de Estudios Públicos CEP presenta el estado de la opinión pública acerca de algunos temas importantes de la educación en el país. Esta encuesta deja, sin embargo, aspectos importantes sin considerar. Decepciona que el CEP, el más importante centro de estudios asociado a la gran empresa, no haya explorado tendencias innovadoras en la opinión pública general -de los profesores (ver análisis del profesor Ricardo Díaz en Kimniekan) y estudiantes en particular- acerca de posibles vías de desarrollo de la educación hacia las sociedades del conocimiento. Su evaluación de un status quo, ya ampliamente cuestionado por los estudiantes secundarios hace sólo tres meses, presenta elementos redundantes y transmite un cierto escepticismo conservador.
La información proporcionada por la encuesta es valiosa sin ser concluyente y deja en suspenso opciones futuras que podrían poner en perspectiva la actual crisis. Esto lleva, por ejemplo, al diario La Tercera, a subrayar la falta de disciplina como uno de los resultados importantes de la percepción manifestada por los encuestados. Por otro lado, la información resfuerza iniciativas que anuncian el fin de la educación municipalizada.
En primer lugar, es interesante tener en mente que la encuesta no incorpora la opinión de los estudiantes secundarios, pues los encuestados son personas de edad igual o mayor a los 18 años.
En segundo lugar, su temática está centrada en temas contingentes. Está ausente un tema tan importante como es el aclarar cómo esta opinión pública se prepara para participar en esta tarea innovadora en tanto ella misma es un actor del contexto social de la educación.
¿Aprovechará el país la actual crisis del sistema educacional para encaminarla hacia la construcción de la sociedad del conocimiento? Este ha sido un horizonte destacado por la UNESCO en los debates internacionales y es la gran pregunta que ha abierto la presente crisis.
En este sentido queda por dilucidar si los esfuerzos prácticos desplegados de los últimos años por el Estado, por fundaciones extranjeras -como es el caso de las donaciones de la Fundación Bill y Melinda Gates- y por las inversiones del sector privado –que estaban destinadas a equipar a los centros de enseñanza y a bibliotecas públicas con Internet y con contenidos educativos en-línea se han traducido en una mejora substancial de la educación.
Hasta ahora no ha sido posible para la autoridad poner en red a la administración de los centros educativos, -para disponer de información en línea a nivel nacional- como lo muestra el caso actual de las Escuelas Britania, en el que la autoridad no dispuso de la información en tiempo real acerca de las dificultades tan graves que terminaron por llevar a una huelga de hambre a apoderados de un centro de enseñanza particular al cual los alumnos aportaban la subvención estatal.
El puente que las políticas anteriores intentaban construir para disminuir la brecha digital educacional no fue suficiente y, probablemente, no tenía tampoco el objetivo de encaminar de forma consistente la educación hacia la sociedad del conocimiento. Dichas políticas parecen haber derivado en programas sin una perspectiva cultural pertinente, desligados de contenidos y nociones innovadoras acordes a las perspectivas del desarrollo económico y cultural del país. Más bien contrastaron de forma drástica con la pobreza generalizada de la educación secundaria y de sus infraestructuras. Dejan, sin embargo, una base piloto de infraestructuras informáticas a nivel nacional que puede ser de gran utilidad para una nueva educación a condición de que el diseño futuro de las políticas educacionales se asocie a tendencias culturales innovadoras.
Sería de gran interés ver representadas, en el debate actual, a las políticas asociadas a las sociedades del conocimiento, así como también las iniciativas destinadas a abrir paso a una renovación de los contenidos curriculares y de estilos de enseñanza-aprendizaje, en lo que podría ser un factor de superación de la tensión entre el espíritu de restauración y el de innovación presentes en el actual debate.
- Chile, Movimiento Pedagógico : Revista Docencia
- Google. Noticias recientes. Chile- encuesta CEP Educación
- La Tercera, 30/08/2006 : Encuesta CEP: educación chilena es evaluada con nota 4,5
- La Segunda, 24/08/2006 : Persiste percepción negativa entre pobres de Santiago sobre mala calidad de la educación
- Para guardar en del.icio.us
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